Seis pesos para acabar con la pobreza

A TIRO DE PIEDRA
Por Julian Santiesteban

Ninguna familia se enriquece de ganar el salario mínimo. De hecho, el salario mínimo actual ni siquiera saca a una familia de la pobreza
Jon Corzine

La disputa nacional sobre si México está en bancarrota o no es absolutamente intrascendente para más de treinta millones de mexicanos que viven con apenas 80 pesos al día, y aunque ese sector poblacional –y todos los demás- demandan del gobierno de Andrés Manuel López Obrador soluciones reales para resolver sus problemas diarios; la respuesta ofrecida es de incrementar en seis pesos el salario mínimo para 2019. !Vaya decepción!

La noticia pasó prácticamente desapercibida, pues el cuatro de septiembre el Senado de la República fue foco de críticas en todo el país por negarle por la mañana al gobernador y senador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, la licencia para regresar a su entidad a concluir su mandato, pero los legisladores “cambiaron de opinión” ese mismo día por la tarde y aprobaron la solicitud; pero ese mismo día, la senadora por Morena, Antares Guadalupe Vázquez Alatorre, propuso modificaciones el artículo 90 de la Ley Federal del Trabajo, para que cada año el salario mínimo se incremente en dos puntos porcentuales arriba del índice inflacionario previsto para cada año.

La inflación promedio anual en México es de cinco por ciento, eso significa que el incremento al salario en 2019 será del siete por ciento; y si se considera que el salario mínimo aprobado para 2018 es de 88.36 pesos diarios, el incremento total será de 6.18 pesos; para quedar en 94 pesos con 54 centavos. De acuerdo especialistas del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el 25 por ciento de los trabajadores de este país sólo perciben el salario mínimo, uno de cada cuatro personas económicamente activas, 30 millones en total.

De acuerdo con datos del INEGI, actualmente en México se tienen los mismos porcentajes de población en pobreza y pobreza extrema que a inicios de la década de los 90; aun así, el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, anunció medidas económicas para los seis estados fronterizos del norte de la República, entre las cuales se contempla el aumento al salario mínimo a 176 pesos y reducciones de ocho por ciento al Impuesto al Valor Agregado (IVA) y 20 por ciento al Impuesto Sobre la Renta; pero dejó fuera de esos beneficios al resto del país.

Por lo pronto, Quintana Roo, a través de su Congreso local, ha demandado al presidente electo que se contemple a esta entidad en los beneficios a estados fronterizos, en su calidad de frontera con Centroamérica, pero otras entidades ya demandan también atención, porque queda claro que los seis pesos de incremento no resuelven ningún mal, pero sobre todo, evidencia a una clase política que, independientemente de su origen partidista, sigue absolutamente alejada de los problemas reales de la ciudadanía.

COMENTARIO MORBOSO

En la Universidad de Quintana Roo (Uqroo) las cosas van mal y de malas, la gestión de Ángel Rivero Palomo –que es la primera que encabeza un egresado de esa institución-, lejos de ser reconocida por sus logros, lo es por los yerros constantes, aun en temas en los que el derecho y la razón le asisten.

En Chetumal, y Cozumel son constantes la denuncias de estudiantes, las protestas han llegado hasta el edificio de Rectoría en la capital quintanarroense, académicos denuncian despidos injustificados y una buena parte de ellos demanda también que a la máxima casa de estudios se le otorgue ya la autonomía; y en medio de esa vorágine, el rector y su administrador acumulan cada vez más quejas con incapacidad para sortear el día a día, con rumores por cierto crecientes de bonanza económica entre ellos –faltaba más.-

La más reciente problemática es la disputa por un predio en el que se construye un albergue para estudiantes indígenas, el terreno ha sido usado siempre por el CBTIS 214 con un acta de posesión y a la Uqroo se le entregó con título de propiedad sin notificar a la escuela de nivel medio superior; pero el problema está en la incapacidad conciliadora de las autoridades universitarias, que a las protestas de estudiantes y directivos del CBTIS respondieron con una denuncia por despojo ¡y eso que son universitarios!

El problema ha crecido tanto que la XV Legislatura local ya intervino exhortando a los directivos y académicos del CBTIS 214 para permitir la continuidad de la obra en favor de la Uqroo, y aunque no ha habido respuesta por parte de los aludidos, queda claro que capacidad para conducir los destinos de la máxima casa de estudios no hay, y desgraciadamente sus autoridades durarán aun hasta finales de 2019…¿o no? Así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

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