A medida que avanza una caravana de migrantes hondureños hacia Estados Unidos, también se eleva el tono de las amenazas de Donald Trump. El presidente estadounidense recurrió este jueves su artillería más pesada y amenazó a México con enviar a las tropas militares a la frontera y cerrarla. Además, lanzó una granada. El republicano sostuvo que la situación en el sur del país, “incluidos los elementos criminales y las drogas”, le importan “mucho más” que el USMCA, el nuevo acuerdo comercial pactado entre EE UU, México y Canadá, que aún debe ser firmado por los tres países para entrar en vigor.
Los cerca de 3.000 migrantes, en su mayoría hondureños, iniciaron el pasado sábado una ruta hacia EE UU para solicitar asilo alegando razones de seguridad. Desde el primer momento, el secretario de Estado Mike Pompeo advirtió de que no se los recibiría. El martes la máxima potencia mundial subió el tono. Trump informó a través de Twitter que si el gobierno de Honduras no detenía a su gente iba a cortar las ayudas económicas “con efecto inmediato”. Más tarde, la amenaza ya corría para Guatemala y El Salvador. El posible castigo es sorprendente dado que el objetivo de esas ayudas es precisamente mejorar las condiciones laborales y de seguridad para que los ciudadanos no decidan emigrar.
Los cancilleres y vicecancilleres de los tres países se reunieron este miércoles en Tegucigalpa para analizar la crisis migratoria, con la participación de un enviado especial del presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador. México, en un intento por controlar la crisis, ha movilizado a decenas de policías a lo largo del río Suchiate, la frontera natural entre ambos países para deportar a los inmigrantes irregulares. Pero eso no es suficiente para Trump, que este jueves le arrojó a su vecino el golpe más fuerte: “Además de detener todos los pagos a estos países, que parecen no tener casi ningún control sobre su población, debo pedir a México que detenga este avance, y si no lo logra, llamaré a los militares ¡y CERRARÉ NUESTRA FRONTERA SUR!”. Enseguida amenazó con anular el tratado comercial que tardaron tres meses en alcanzar para reemplazar al TLC.
La nueva crisis migratoria ocurre en la víspera de la visita Pompeo a México, prevista para este viernes. El encuentro estará marcado por la situación en la frontera entre ambos países. Trump quiere evitar que se repitan las escenas de marzo, cuando otra caravana con cientos de familias salió de Chiapas y fue disuelta a su llegada a Ciudad de México por una amenaza del republicano. El responsable de Exteriores de Washington se reunirá con el presidente Enrique Peña Nieto, el canciller Luis Videgaray y el secretario de Relaciones Exteriores del próximo Gobierno, Marcelo Ebrard, anunció el Departamento de Estado.
Las autoridades guatemaltecas no tienen un registro sobre los hondureños que han pasado por la frontera en la caravana, pero cerca de 3.000 migrantes habían sido atendidos en el refugio dirigido por la Pastoral de Movilidad Humana de la Iglesia Católica.
La caravana y las amenazas llegan a menos de tres semanas de las elecciones legislativas del 6 de noviembre, donde los republicanos se juegan mantener la mayoría en el Congreso. Trump ha instado a sus compañeros de partido a que hagan de la inmigración un tema central en las últimas semanas de campaña y a que culpen a los demócratas por no haber aprobado una ley de inmigración más estricta. Una ley, aprobada en los últimos días del Gobierno del republicano George W. Bush, impide la deportación inmediata de menores indocumentados que no sean de Canadá o México.
con información de El País.