A TIRO DE PIEDRA
Por Julian Santiesteban
Gobernar es pactar; pactar no es ceder
Gustave Le Bon
No, ni se irán por mucho tiempo, ni nada los obliga a actuar diferente de como lo han hecho hasta ahora. Los partidos políticos que desaparezcan este 2018 podrán regresar apenas transcurrido un año; así que mientras el lector festina su desaparición, los dirigentes de dichos partidos se encuentran ya planeando el regreso a las arcas públicas.
La Ley General de Partidos Políticos, en su título segundo, capítulo uno, artículos 10 al 19, establece claramente el procedimiento para constituir partidos políticos, sin que establezca limitante alguna para aquellos que pierdan su registro y deseen volver a registrarse; basta con que, en enero de cada año –en este caso sería en enero de 2019, apenas unos meses después de perdido el registro actual- notifiquen a la autoridad electoral de dicha intención y realicen todas las actividades establecidas por ley.
Luego de concluidos los cómputos de la elección federal, se ha especulado si serán dos o cinco partidos políticos los que perderán el registro, basados en la normatividad que establece que deben obtener por lo menos el tres por ciento de votos de la elección. El debate se centra si debe ser el tres por ciento de cada una; es decir, de diputados, senadores y presidente de la República, o tan sólo en una de ellas, el criterio apunta a que es esta última modalidad, es decir, con el tres por ciento en una de las elecciones, de acuerdo al artículo 94 de la misma Ley General de Partidos Políticos.
Lo definitivo, es que tanto el Partido Encuentro Social (PES) y Nueva Alianza (Panal) están condenados a su desaparición –muy probablemente temporal-; en tanto, estarían “en la tablita” también el de la Revolución Democrática (PRD), el Verde Ecologista (PVE) y Movimiento Ciudadano (MC), pero lo que no debe olvidarse es que la laxa normatividad permite la desaparición y constitución permanente, en tanto logren acreditar el 0.26 por ciento del padrón electoral como militancia efectiva.
Lo que falta, por ahora, es que el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) determine, después de concluido el proceso electoral en curso, cuáles serán los partidos que perderán su registro; luego de ello, en enero de 2019 esperar que lo que queda de ellos soliciten de nuevo su constitución, registrando un nombre, declaración de principios, programa de acción y los estatutos que normarán sus actividades y de acuerdo a lo revisado, nada impediría que se llamen igual y sus documentos sean los mismos ¿ve el lector hacia dónde va el tema? Simplemente se van y regresan.
Acaso tendrán que realizar sus asambleas, pero no se olvide que estos partidos ayudaron, aunque sea simbólicamente, a la obtención de triunfos; el PES, por ejemplo, a las cinco gubernaturas de Morena, Movimiento Ciudadano obtuvo incluso su primera gubernatura en Jalisco, el Panal tiene una buena cantidad de alcaldías, lo mismo que el PRD; es decir no partirán de cero; no se emocione tanto el lector, que aferrarse a las arcas es lo suyo, aunque se vayan un año, regresarán tan voraces como siempre.
COMENTARIO MORBOSO
A propósito de reorganizaciones políticas, una vez pasada la elección son algunos los actores políticos que han dado muestras de querer reagruparse, pero casi a todos los caracterizan dos situaciones: la sospecha que tienen de haber sido traicionados por su partido o el régimen y su urgente necesidad de no estar solos para poder resurgir políticamente.
Como lección, los afectados por el proceso electoral, sea desde los partidos o las elecciones, deberán aprender que comprar “futuro” no es garantía, pues las circunstancias, intereses y acuerdos son tan cambiantes que lo prometido para el próximo año bien puede caerse antes de concluir el presente, y a todos debe quedarles claro que las diferencias personales entre ellos deberán dejarse de lado si es que pretenden constituir grupos políticos capaces de competir por un espacio a partir de 2019.
Por último, deberán atender la circunstancia política nacional, el primer año de la administración de Andrés Manuel López Obrador tendrá profundas repercusiones a nivel de las entidades federativas, y las trece gubernaturas que se renovaron en 2016 tendrán elecciones legislativas intermedias en 2019, por ello no es extraño que esos mandatarios tengan un abierto repliegue hacia la izquierda, entre ellas Quintana Roo, así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.