A primera vista, Belice lo tiene todo para ser una fantasía tropical. Pero actualmente, el turista que se disponga a disfrutar de sus encantos corre el riesgo de encontrarse en situaciones no deseadas en las calles del país centroamericano, ‘asfixiadas’ por el crimen organizado.
“Aquí en Belice no tenemos ley”, afirma Kenneth ‘Gran Tom’ Flowers, líder de la segunda con más miembros de las 17 bandas criminales en las calles beliceñas, llamada ‘Valley in Peace’ (‘Valle en Paz’). “Nuestras armas son nuestro poder”, añadió el cabecilla.
Los pandilleros de la Ciudad de Belice —la más grande del país— destacan por hablar y vivir solo en presente, pues no saben si habrá un mañana. ‘Gran Tom’ señala: “La decisión se toma ahora mismo, mientras estamos vivos”, y culpa de la violenta situación social a una nula atención de parte del Estado.
“No veo educación ni suficientes empleos, ni siquiera donde el Gobierno tiene poder para actuar”, señala el líder de ‘Valley in Peace’. Agrega que, a diferencia de las organizaciones criminales en los países vecinos, como los cárteles y las maras, las pandillas en Belice están escasamente organizadas, pero esto las acerca a la población local.
“Ellos matan por su territorio y tienen drogas. En Belice, la gente mata por venganza, ni siquiera por dinero”, explica Flowers.
Belice cuenta con una de las mayores tasas de homicidios en el mundo, pero el perfil de sus pandilleros es habitual en muchos otros lugares. Nilma Mortis, investigadora sobre las bandas criminales del país, los describe como personas comúnmente “excluidas socialmente, con un nivel de educación muy bajo, que a veces viven en la calle, y sin trabajo”.
La experta indica además que muchos de ellos vienen a la ciudad desde áreas rurales, pero encuentran desolación. “Decidí unirme a una pandilla para tener a alguien que me protegiera. Es como tener una familia que siempre está ahí, que te cuida”, expresó un pandillero en condición de anonimato. “Hay dos cosas que nos persiguen de por vida: la muerte, y la cárcel”, añadió.
‘Gran Tom’, por su parte, precisa que en Belice “el cártel y las mafias son el Gobierno”. “El Gobierno controla a la Policía, que es la mayor pandilla de Belice”, afirma, lamentando que el negocio criminal es bueno para ellos, pero no para el ciudadano común que, a pesar de que intenta alejarse de la violencia mediante programas sociales relacionados con el deporte y otras actividades productivas, comúnmente es alcanzado por las balas.