Acelerar la transición

A TIRO DE PIEDRA 
Por Julian Santiesteban

El trabajo y la lucha llaman siempre a los mejores 

Séneca 

A casi un mes de iniciado el gobierno de Mara Lezama Espinosa como la primera mujer que lleva los destinos de Quintana Roo, cabe decir que la transición va lenta, particularmente por la urgencia que existe de realizar un diagnóstico realista sobre el estado de la administración pública y, porque a finales del año, se acumulan los temas más urgentes por atender, desde las comparecencias en el Congreso del estado, hasta los ajustes que haya que hacer al presupuesto del siguiente año fiscal y, para ello, se tienen ya menos de dos meses. 

Ciertamente, el proceso ha sido cuidado, sin aspavientos, tanto, que por momentos ha parecido que nada ocurre. Pero lo cierto es que es necesario acelerar el paso. Por ejemplo, ya ocurrió un primer retraso de una semana en las comparecencias de funcionarios al Congreso del estado. Por la atípica coyuntura, se decidió que el ejercicio, más que para evaluar el sexto informe de Carlos Joaquín González, fuera para presentar a la XVII Legislatura un diagnóstico general de cada dependencia. Y sí, ya hay titulares del gabinete legal y algunos del ampliado, pero faltan subsecretarías por designarse y, sobre todo, que los que reciben tengan nociones –por lo menos- de lo que reciben. 

Ahora bien, la urgencia tiene que ver, no sólo, con las revisiones al pasado, sino fundamentalmente con el futuro. Para el 2023, se ha planteado que Quintana Roo tendrá un incremento de unos cuatro mil millones de pesos, pero en términos reales el porcentaje de crecimiento es menor. El próximo año la entidad tendrá 37 mil 440.3 millones de pesos, pero 6 mil 281.6 millones son de proyectos de inversión ejecutados directamente por la federación. Ciertamente, es importante tener recursos mayores, al estado también le urge liquidez y, en eso, el dinero de que se dispondrá no necesariamente será más alto y para tenerlo sólo hay dos vías: o se incrementan los ingresos propios o se recurre a deuda de corto o largo plazo. 

Luego entonces, la definición del aparato burocrático es importante. El anteproyecto local de presupuesto lo diseñó la administración joaquinista que ya concluyó, pero en la semana anterior también se puso en relevancia el elevado monto de endeudamiento con proveedores. Ese endeudamiento es acaso el más preocupante, porque incide en la dinámica económica de todos los estratos sociales, pues son las empresas locales, las que proveen al gobierno, las que esperan recibir el pago por trabajos y productos ya entregados a la administración pública. De los pagos recibidos depende, en muchos casos, la existencia misma de los negocios, el sueldo de los trabajadores y las prestaciones de fin de año, que deberán entregarse también en menos de dos meses. 

Por lo anterior es que resulta preocupante lo dicho este fin de semana por el oficial mayor del estado, Adrián Díaz Villanueva –vaya, por fin apareció-, en el sentido de que, a la fecha “únicamente ha tramitado y dado de baja 79 renuncias principalmente de secretarios, subsecretarios y algunos directores”, según publican medios locales. Más aun, el funcionario adelantó que sigue en el plan de la gobernadora la creación de nuevas secretarías, que obligarían a compactar el aparato burocrático. Sea ampliación o compactación, el tema es ¿para cuándo? ¿Cuál será el fundamento de creación, los objetivos a seguir, qué áreas de la administración ya existentes impactará, cuál será el personal que se transfiera, cómo quedarán entonces los presupuestos de cada una de ellas? ¿Nota el lector ahora el rezago? Todo ello tiene que hacerse en menos de dos meses, para que la operatividad a partir de 2023 sea posible. 

Se ha insistido en que, la gobernadora Lezama Espinosa, tendrá un quinquenio complicado, pero puede ser aun uno de los más provechosos para la sociedad, si como se ha dicho, se cumplen los compromisos de mayores beneficios. Desarrollo, no sólo crecimiento, se ha insistido. Ojalá que todo ello se haga efectivo, pero el tiempo corre y, ese, no regresa. Parafraseando a la primera gobernadora mujer quintanarroense: “No hay tiempo que perder”, y ya parece que se está perdiendo en la transición. 

COMENTARIO MORBOSO 

La imagen es más que reveladora. Ahí va el presidente, Andrés Manuel López Obrador, caminando en su gira por Quintana Roo. Siguiéndole el paso, va una mujer de estatura media, ambos miran hacia abajo como enfrascados en una conversación. Ella lleva varias carpetas en la mano, como explicando la importancia de los documentos que está por entregar. Él escucha atento. Ella es Mara Lezama Espinosa, la gobernadora de Quintana Roo. 

No fue la fotografía de campaña. Abrazados y sonriendo. Acaso la toma parece algo descuidada; pero en realidad es mucho más que reveladora. Ya no es tiempo de promoción, sino de trabajo. Y sí, ahí con sus carpetas y apretando el paso, haciendo “el día a día.” Trabajando pues. Ella es comunicadora, entiende perfectamente que las fotografías transmiten mensajes también, a veces, mucho más profundo que algún florido discurso. Pero tampoco era momento de posar para la fotografía. De nuevo, es momento de trabajar. 

Hacía muchos años que no se veía a autoridades “arrastrando el lápiz”, “gastando la suela”, aplicados en lo que deben, antes que en lo que quieren. Desde esa perspectiva, el arranque es promisorio, falta que el paso no se agote y las gestiones sigan fructificando, este puede ser un tiempo diferente. Un tiempo mejor; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima. 

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