Quintana Roo es el cuarto estado del país en donde las Corridas de Toros y Peleas de Gallos están prohibidas, gracias a la Reforma a la Ley de Protección y Bienestar Animal presentada por la Asociación Opus Magnum de México a través de la Diputada Eugenia Solís, y publicada en el Periódico Oficial del Estado de Quintana Roo el 25 de Noviembre del mismo año, después de que, como resultado de una demanda promovida por dicha asociación, un juez federal se lo ordenara al ejecutivo estatal, quien se negaba a promulgarla.
El apoyo a esta Ley se vio reflejado por la sociedad civil en la recaba de firmas, que se contaron por miles, se realizaron foros y debates con empresarios taurinos sedientos de más dinero a costa del empobrecimiento social de las comunidades mayas a las que falazmente decían representar, pues si bien las comunidades mayas defienden sus tradiciones, estas son más valiosas que un espectáculo que denigra no sólo a los humanos sino que martiriza y festeja el dolor y sufrimiento de animales inocentes; que normaliza la violencia que las comunidades mayas también sufren y repudian. Con engaños, abusando de la buena voluntad e inocencia de los pobladores de estas comunidades, sirviéndose de ellos para enriquecerse, es que ahora el Diputado de extracción perredista Pedro Pérez, ligado actualmente al Partido Verde, y en contra de todos los principios que este partido dice defender, presenta ante el Congreso del estado, la iniciativa para reformar la Ley Estatal de Protección y Bienestar Animal, para que vuelvan a permitirse estos actos atroces en los municipios de nuestro estado.
El pretexto que utiliza el Diputado Pedro Pérez es “defender las corridas de toros y peleas de gallos como parte de los usos y costumbres de las comunidades mayas”, cuando en más de una ocasión se ha demostrado que estos actos nunca formaron parte de la cultura maya, y fue una imposición española. Además, en la sentencia del amparo en revisión 163/2018 de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, claramente menciona que “la cultura no es admirable por ser tradicional, sino tan solo cuando es portadora de valores y de derechos que sean compatibles, en primer lugar, con la dignidad humana, y en segundo lugar, con el respeto mutuo que nos debemos los seres humanos, y con el que le debemos a la naturaleza. En este sentido, cualquier prácticaque suponga el maltrato y el sufrimiento innecesario de los animales no puede considerarse una expresión cultural amparada ni prima facie ni de manera definitiva por la Constitución”.
Lo que el Diputado Pedro Pérez debería buscar para las poblaciones mayas es el progreso y desarrollo en salud, educación, vivienda y en todos los rubros en los que han sido olvidadas estas nobles comunidades. Y no insistir en fomentar el retroceso social de un espectáculo violento, cobarde y cruel, en donde el beneficio económico lo reciben sólo un puñado, entre los que seguramente se encuentra él.