El Minotauro
Por Nicolás Durán de la Sierra
Acaso por el bullicio del proceso electoral en puerta, la noticia tuvo poca difusión pese a su importancia: para el próximo enero la Universidad de Quintana Roo será autónoma, un viejo empeño no sólo de su comunidad académica, sino también de quienes vemos en la soberanía universitaria la posibilidad de un mayor desarrollo del pensamiento en el Estado, sobre todo en su zona sur.
Hace unos días, el gobernador Carlos Joaquín González presentó al congreso estatal una iniciativa para hacer autónoma a la Uqroo a partir del próximo uno de enero, tras su aprobación legislativa y su publicación en el Periódico Oficial del Estado. Salvo por algún tropiezo de los diputados, se da por hecho que el 2022 iniciará para el Estado con una universidad renovada.
El decreto recién presentado por el gobernador, quien desde el inicio de su gestión se pronunciara a favor de la autonomía de la Uqroo -al fin universitario él-, se nutre en gran medida de la ley orgánica de 1992 de la casa de estudios, auspiciada el entonces gobernador Miguel Borge Martín, fundador de la propia universidad, la que es, además, primera pública del Estado.
Sobra decir que la iniciativa fue celebrada con amplitud por el Doctor Borge Martín, para quien la autonomía se logra en el momento oportuno, con una universidad en camino de la madurez. “En 1991, en mi gobierno, –dice-no se podía pensar en ella pues había que tutelarla, ver por su viabilidad económica en la capital del país; en fin, ahora es el tiempo oportuno”.
Auspiciar la autonomía de la Universidad de Quintana Roo es un paso importante para darnos un espacio libre para el desarrollo de las ideas, para que el pensamiento florezca, sobre todo en el campo de las Humanidades.
La educación superior es la que construye el futuro.
Así pues, enhorabuena para el gobernador, y enhorabuena para la comunidad universitaria del Estado.