AUTONOMÍA A LA UQROO

A TIRO DE PIEDRA
Por Julian Santiesteban

 

Si no tienes la libertad interior,  ¿qué otra libertad esperas poder tener? 

Arturo Graf 

 

La autonomía de la Universidad de Quintana Roo (Uqroo) a 30 años de creada, es un sueño largamente anhelado por su comunidad y demandado una administración tras otra. El gobernador del estado, Carlos Joaquín González, envió al Congreso del Estado una iniciativa que modifica la Ley Orgánica de la máxima casa de estudios, con lo cual, en apariencia, logrará que Francisco López Mena, sea el último rector enviado desde el poder, para, a partir de 2023, permitir que sean los mismos universitarios los que definan a sus autoridades. Faltará que al interior se honre ese esfuerzo.

Sí, hasta ahora, existen pendientes de aclararse en las administraciones anteriores, medios locales destacan que faltan por solventarse decenas de millones de pesos utilizados discrecionalmente para la contratación de personal y adquisición de bienes, particularmente durante el rectorado de Ángel Rivero Palomo, el primer egresado de la Uqroo en encabezarla y que, sin embargo, en nada cambió los destinos de esa institución, por lo menos no para bien. De ahí la trascendencia de la iniciativa gubernamental recibida en el Congreso estatal, apenas la semana anterior.

La administración actual, la del ex secretario de Gobierno, Francisco López Mena, inició el 16 de agosto del 2019, en medio de una enorme polémica, pues nunca en la historia de la máxima casa de estudios se habían inscrito tantos aspirantes a la rectoría, particularmente con experiencia profesional tan sólida y con perfiles, casi todos, a excepción del que ahora despacha, relacionados académicamente con la Uqroo. Se prepararon a conciencia, presentaron incluso planes de administración de avanzada…y al final se impuso la valoración política y la decisión desde el gobierno. Una deuda más con la comunidad universitaria y un agravio nuevo desde el poder. Era hora de resarcir los daños.

La Uqroo ha tenido enormes avances en lo que se refiere a su oferta académica, en la actualidad imparte 21 carreras universitarias y 11 posgrados. Entre sus carreras universitarias están 17 licenciaturas y 4 ingenierías; cuenta con sedes en distintas ciudades dentro de Quintana Roo y unidades académicas en los municipios de Cozumel, Solidaridad y Benito Juárez. Sin embargo, en cuanto a autonomía, es la única universidad estatal de todo el país –sí, de todo México-, cuya autonomía aún no se concreta. Sí, hay universidades regionales, interculturales y las Benito Juárez, creadas en esta administración, pero de las de alcance estatal, la de Quintana Roo va a la zaga, administrativamente hablando, como fue también la entidad en modificar la anacrónica estructura administrativa del Congreso local, aunque para nada haya contribuido a modernizar sus formas y procedimientos. En el caso de la Uqroo, ojalá que la autonomía por decreto, también funcione en los hechos.

Básicamente, la propuesta del Ejecutivo estatal tiene que ver con la modificación legal para que los nombramientos de los integrantes de la Junta Directiva –órgano que elige a su vez al rectorado en turno- sean responsabilidad del Consejo Social y Universitario, instancias que también se integrarían completamente por las propuestas que surjan al interior de la máxima casa de estudios. La “influencia” externa no se elimina del todo, particularmente cuando hay una dependencia presupuestal, pero lo que se propone representa un avance de décadas y, sobre todo, dependerá de los universitarios hacer efectiva la libertad interna que se les otorga y que, de aprobarse en breve por la XVI Legislatura, entraría en vigor a partir del primero de enero de 2022.

Si, el escribiente lo afirma con todas sus letras y sin ambages: Carlos Joaquín González cumple con la Universidad de Quintana Roo, un compromiso que eludieron todos los gobernadores anteriores, es el paso más significativo, desde aquel que concibió a esta instancia como una en la que se se formarían a las generaciones quintanarroenses en casa. Desde la decisión del ex gobernador Miguel Borge Martín; la de Carlos Joaquín, es la más trascendente en la historia de la Uqroo, nuestra Uqroo, por ello el escribiente se siente profundamente orgulloso y agradecido. Se tenía que decir, y se dice.

Por último, insistir en que el paso siguiente le toca a toda la comunidad universitaria, el rectorado de López Mena concluye en 2023, en la víspera de que el noveno gobierno estatal de Quintana Roo cumpla un año en el poder, que todo sea para bien de la máxima casa de estudios y, sobre todo, las generaciones que ahí se formarán en el futuro.

COMENTARIO MORBOSO 

En la columna anterior, el escribiente destacó el estancamiento que vive el Tribunal Electoral de Quintana Roo (Teqroo), el marcado desprestigio y la evidenciada actuación por consigna de sus magistrados. También señaló que el cambio de presidencia es inminente, pero no necesariamente el cambio implica mejoría. Ante ello, justo este miércoles el cambio –por lo menos formal- de presidente del Teqroo ocurrirá. Y sí, todo indica que será sólo de forma. El magistrado Sergio Avilés Demeneghi es señalado como el más probable sustituto de Víctor Vivas Vivas, en la que debiera ser la máxima instancia de justicia electoral en el estado.

Se reitera, no hay mucha expectativa de mejoría, no cuando el mismo Vivas Vivas seguirá siendo magistrado un año más, no cuando las decisiones se toman a dos de tres votos y, cuando la necesaria “negociación” para el cambio de presidencia, es con el voto de calidad del mismo que la deja, es decir, habrá nuevo presidente, pero un mismo mando. El reto será demostrar que no es así, aunque poco parece importar ya la imagen pública. El desprestigio, parece bien vale una presidencia, ya lo estaremos viendo este miércoles; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

Pd. Felicitación adelantada al ganador o ganadora, la otra opción es la magistrada Claudia Carrillo Gasca, a ver con qué humor se levanta el aún presidente, para emitir su voto.