- Ser el primer egresado en dirigir los destinos de la Uqroo sin duda es un honor para Ángel Rivero Palomo, pero a ello ha respondido con agravios a la institución
- ¿Y la comunidad universitaria? Testigo mudo del saqueo y los despidos
Chetumal.-A más de 26 años de su creación, la Universidad de Quintana Roo (Uqroo) ha perdido su razón de ser para convertirse en agencia de colocación de empleos y refugio para políticos y servidores públicos cuestionados mayoritariamente priistas.
El acoso laboral, sexual, creación de órganos y grupos a modos han sido instrumentos para conseguir los objetivos del rector Ángel Ezequiel Rivero Palomo.
Pero además el silencio de sus profesores, de la comunidad universitaria en general, hacen más lastimoso el panorama de la que alguna ocasión fue la Máxima Casa de Estudios del estado.
Por mucho menos de la descomposición generada por Rivero Palomo, grupos de académicos montaron protestas en contra de rectores como Francisco Rosado May o Elina Coral Castilla, pero ahora se han convertido en cómplices de irregularidades administrativas que tanto criticaron en el pasado. Habría que conocerse el origen de tan “sospechoso silencio.”
Tras su llegada a la Rectoría de la Uqroo, Rivero Palomo ha colocado a personajes afines a su grupo; a pesar de que se tuvieron altas expectativas con el ascenso del primer egresado de la institución, pues dirigirla, se supone, representa el orgullo más alto de quien ahí ha sido formado, pero en este caso no hay más que deformaciones.
En semanas anteriores se corrió el rumor de que el aun rector sería relevado del cargo, versión que su área de prensa intentó atajar vía Twitter, asegurando que en la institución se trabaja con normalidad, pero de las deformaciones sufridas, ni hablar.
Durante su gestión siempre se ha ufanado de haber sido “cerillito” en una extinta tienda departamental y con sacrificio y esfuerzo logró trascender. Aunque su formación profesional fue con cargo al erario. Inclusive, siendo servidor público, usaba camionetas para ir a tomar clases a la institución que ahora dirige.
El 15 de agosto del 2015 fue designado, aunque para algunos impuesto, en lugar de Elina Cora Castilla. Su encargo fenece el próximo año.
Desde ese entonces inició una serie de persecuciones contra maestros y personal que no comulgaba con sus ideas. En ello el espionaje era evidente.
Paralelamente la Uqroo se convirtió en “caja chica” de la administración del entonces gobernador Roberto Borge Angulo. Eso llevó a que la calidad se depreciara cada vez más.
En consecuencia, a mediados del año pasado fue excluida del Consorcio de Universidades Mexicanas.
El personal que arropó era cuestionado: la actual secretaria general, Natalia Florentini, siempre obedecido al ex rector José Luis Pech Várguez; la nuera de este, Erika Alonso Flores, funge como secretaria técnica de Postgrado e Investigación en tanto que Horacio Espinoza Coria, es el secretario académico, y Mayté Salazar, directora de Asuntos Educativos de la Secretaría General.
La ex magistrada del Tribunal Electoral de Quintana Roo (Teqroo), Sandra Molina Bermúdez, es la abogada general de la Uqroo, mientras que el ex consejero presidente del Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo), Jorge Manríquez Centeno, es el director general de Administración y Finanzas. Estos dos últimos incondicionales del ex gobernador Roberto Borge Angulo, a través de Víctor Vivas Vivas.
María Octavia Manjarrez Alba fue impuesta como auditora interna; Gabriela Rodríguez Díaz es directora de Servicios Académicos; la ex diputada de Movimiento Ciudadano, Lucelly Roldán Carrillo, funge como directora general de Postgrados en tanto que Adriana Teisser, ex esposa del priista Carlos Hernández Blanco, es la presidenta de la Fundación de la Uqroo.
Asimismo, fueron incorporados a la plantilla laboral María de los Ángeles Parra Ortiz, Selene Hendricks y Claudia Cardín. La primera ex esposa del ex presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Estrado de Quintana Roo (Cdheqroo), Harley Sosa Guillén; la segunda sobrina del ex gobernador Joaquín Hendricks Díaz y la tercera, hija del ex presidente municipal de Benito Juárez, Carlos Cardín Pérez.
En contra parte no hay recursos para adquirir insumos y mejorar las condiciones del personal de la institución.
El último caso de hostigamiento que llevó a la renuncia de uno de los cuadros fundadores de la Uqroo, fue el de Jorge Chan Cob, a quien se le presionó para dimitiera el octubre del año pasado para colocar a Natalia Fiorentini en la Secretaría General.
Se le condenó a ser “asesor” porque los espacios son reclamados para “recomendados”.
El año pasado también se abrió un programa especial de titulación para egresados. Se cobró casi cuatro mil pesos so argumento de ayudarles a obtener el grado de licenciatura. Pero no funcionó y los alumnos dimitieron.
Recientemente la Auditoría Superior de la Federación (ASF) exigió la solventación de 5.7 millones de pesos no ejercidos debidamente, por lo anterior, el encargo del también ejidatario de Juan Sarabia, en la Uqroo ha sido depreciado.
Incluso la actual secretaria de Educación de la Entidad, Ana Isabel Vázquez Jiménez, fustigo con su discurso al desaplaudido rector al señalar “me llena de orgullo y responsabilidad llegar a casa con las manos limpias y la frente en alto”, ya que ella fue fiel testigo de los cuestionados actos de Rivero Palomo cuando
fungió como Coordinadora de la Red de Educación y Desarrollo de la Máxima Casa de Estudios de Quintana Roo.
“No caben en la universidad las visiones parciales ni sesgadas, no caben la simulación ni el culto al ego, no son compatibles los costos económicos ni de poder, ni mucho menos lo son los de administración patrimonialista o comisiones partidistas”, fueron palabras que Vázquez Jiménez dedicó con saña al Rector universitario, oportunamente en el marco de su Informe Anual de Actividades 2017.
Qué lástima por la Uqroo, qué lástima por su comunidad universitaria, que tarde o temprano buscarán evidenciar tanta irregularidad, a ver quién los escucha, luego de ser testigos del desfalco.
FUENTE: El Punto Sobre la I