Por Antonio Callejo
No es para nada impensable que se llegase a conformar una `mega alianza´ partidista (PRI, PAN, PRD, MC, entre otros), que se enfrente a Morena en la elección local de 2021, cuando se renovarán los ayuntamientos y las diputaciones federales.
Sin embargo, tampoco tiene por esa suma de siglas una garantía de obtener mejores resultados o ganadores.
Al contrario.
Y es que, si bien habría algunas variables positivas, más bien parece que el balance general apunta hacia un rotundo fracaso.
Para empezar, a esas alturas el mercado de votos que está construyendo el presidente Andrés Manuel López Obrador, mediante la entrega de apoyos directos, le alcanzará para postular a casi quien sea.
Con ese número de beneficiarios con credencial de elector, Morena tiene el 50 por ciento de la elección ganada. El resto sería tratar de que los candidatos tengan el mínimo de negativos.
Durante su campaña, AMLO instó denodadamente al `voto parejo´. Lo consiguió al grado de que llegó con él un buen volumen de chatarra política, por personajes impresentables que se alcanzaron a colar en esa cruzada de engrosamiento de las filas morenistas.
De hecho, la gran encomienda de la dirigencia nacional es aligerar la carga de Morena identificando a quienes representan ese lastre.
Pero volviendo al tema:
La idea de una `mega alianza´ surge sobre todo en los análisis que colocan al gobernador, Carlos Joaquín González, como el eje articulador del supuesto proyecto.
Y la historia que está construyendo el mandatario estatal no concuerda con esa hipótesis. No construyó ninguna candidatura ni se conoce que hubiese apoyado en la forma tradicional a algún candidato.
Se ha mostrado más que cauto a la hora de los procesos electorales, lo cual le ha sido reconocido ampliamente por el propio Andrés Manuel.
Si en esta ocasión decidiera ir en otro sentido, estaría corriendo el grave riesgo de colocarse como un enemigo franco del presidente. Esas historias nunca acaban bien para un gobernador.
Luego entonces, la lógica dice que esa aún supuesto `mega alianza´ deberá moverse por sus propios medios. Y no son suficientes aunque los sumen.
En estricto sentido, un pacto partidista público que presenta a PRI y PAN, es de entrada el elemento simbólico más abominado a nivel nacional.
AMLO repite machaconamente el concepto del `Prian´ para referirse a los traidores a la patria, a los saqueadores, a los fifís. Usa una pléyade de descalificativos, que para su beneficio han quedado grabados en la huella psíquica de la mayor parte de los mexicanos.
Se debe tomar muy en serio, además, que AMLO muy probablemente estará en una boleta especial en esa elección intermedia.
Buscará, como ha anunciado también en forma insistente, que consultará a los ciudadanos si quieren que se permanezca en el puesto o no.
Quiere medir concretamente cuánto ha podido recuperar de su multimillonaria inversión en apoyos económicos directos.
Una familia mexicana promedio, puede allegarse hasta 12 mil o 14 mil pesos mensuales, y eso cuenta a la hora de votar. Parejo, si así lo sigue pidiendo el presidente.
Visto así, les conviene más a PRI y PAN ir solos en la elección, para apelar a su respectivo voto duro, donde ganarían algunos arrepentidos del actual régimen. Así, aunque no ganaran, tendrían una fotografía exacta de cómo se encuentran y cuánto camino les queda por recorrer para volver al ánimo del electorado.
El PRD, por cierto, no existe en el estado.
Los retos de Morena en 2021
Para los aspirantes a las presidencias municipales, el escenario no es para nada fácil, sobre todo para quienes son actualmente presidentes municipales, como son los casos de Mara Lezama y Laura Beristain.
La tiene totalmente perdida Otoniel Segovia en Othón P. Blanco. Perdió el gobierno, no tiene aliados de calidad y él mismo no cuenta con un aliado importante o necesario para nadie.
Baste que encuentren una coyuntura de acuerdos y sinergias con sus compañeros, algo no tan complicado y que han ido entendiendo, porque hay más candidaturas en el Congreso de la Unión. El objetivo es refrescarse para darle esa percepción de cambio que exige el electorado.
Ese reto pasa por transitar a una institucionalidad, que les cuesta tanto trabajo a los morenistas, pero que no es tampoco imposible.
La muestra es el empoderamiento, cada vez más, de la flamante presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso (Jugocopo), Reyna Durán.