Los candidatos no quieren debates.

 

En el actual contexto de incertidumbre que rodea las próximas elecciones en nuestro país, el debate político cobra gran importancia por sus repercusiones. Las estrategias argumentativas de cada candidato es un voto más o uno menos para cada partido. Sin embargo, en nuestro estado la resistencia al debate ha quedado de manifiesto en más de un candidato. Los morenistas, por la sobrada soberbia de saber que van a ganar todo a pesar de todas las “anomalías” que sus candidatos han presentado porque el respaldo viene desde palacio nacional. Resulta curioso que personajes con un pasado tan oscuro como el candidato a una diputación plurinominal por Movimiento Ciudadano, José Luis Pech Várguez, sea quien se ha manifestado dispuesto a subir al ring del debate público a exponer propuestas y a recibir golpes, y los golpes podrían ser fortísimos dados los escándalos en lo que se ha visto envuelto a lo largo de su carrera política, desde la venta de terrenos propiedadde la UQROO a cambio de terrenos en Playa del Carmen cuando fue rector de esta, hasta la imposición de su propia candidatura y la de sus amigos y familiares actualmente en MC.

Como fundamento de una democracia, el diálogo y la exposición de ideas convergen precisamente en los debates políticos. Estos son incentivos para que el ciudadano conozca las capacidades o limitaciones de quienes aspiran a obtener un cargo en la administración pública. La candidata indígenaal senado por Movimiento Ciudadano, Mayusa González Cauich, de las pocas maya hablantes que hay, valientemente retó a Anahí González a un debate en maya, dado quecínicamente la coalición Morena-Verde la presentó como representante de la cuota indígena y Anahí afirmó hablar maya desde niña, esto, ante la indignación ciudadana que quedó de manifiesto en redes sociales.

Para ganar la elección Mayusa GonzálezCauich, primero debe incentivar al electorado con su proyecto y plataforma, pero atreverse aparticipar siendo de una minoría tan castigada y oprimida en nuestro país, merece todo el reconocimiento.

La resistencia del resto de candidatos a debatirno es sospechosa sino claramente una falta de interés, falta de propuestas y hasta una falta de ética personal. Que sea un solo partido el que insista en el intercambio de ideas resulta a lo menos vergonzoso para los que tienen 5 años afirmando tener todas las respuestas para componer al país que ellos mismos han dañado.