“Otis” y la otra catástrofe.

 

Una vez más, la tragedia evidenció un gobierno “pasmado” e incapaz de reaccionar. Ningunacatástrofe ocurrida durante este sexenio ha merecido la prontitud que tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador para defenderse de los señalamientos por su incapacidad y desinterés sobre lo que acontece en el país. Puede pasarse horas denostando e insultando a la prensa en su programa matutino, pero nunca dedicarle ese tiempo a acudir a las zonas de desastre.

El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos fue quien primero alertó sobre la situación que Acapulco enfrentaría con la llegada del huracán llamado Otis. En México, el Centro Nacional de Huracanes (a quien también redujeron presupuesto y no cuenta con el mantenimiento necesario) expresó no haber contado con registros sobre ningún fenómeno meteorólogo. El gobierno mexicano ha tenido a su favor la propia incomunicación que sufre el puerto de Acapulco, ya que esto no ha permitido saber con certeza el número de decesos ni de desaparecidos. Se desconfía de las “cifras oficiales”, porque si algo aprendimos con la pandemia, es cómo falsea información el partido oficial.

El huracán “Otis” de categoría 5 tomó desprevenido a un país cuyo presidente, el 28 de julio del 2020 con el apoyo de la Cámara de Diputados morenistas y pordecreto, desapareció el FONDEN (Fondo para Desastres Naturales). Justificó la decisión asegurando que este era la “caja chica” de los gobiernos del pasado, en ese mismo año ya amenazaba con desaparecer 109 fondos y fideicomisos más. Sin embargo, en Quintana Roo, hemos vivido varios huracanes, de fortísimas intensidades, y sabemos que el FONDEN funcionó todas las veces que se requirió. Sería absurdo responsabilizar a la administración federal por el huracán. De lo que sí es responsable, es de la falta de información después de los sucedido, de la desorganización y la inseguridad que padece la población, Son responsables del pésimo manejo de los recursos para atender la urgencia en la que se encuentran miles de personas en Acapulco en este momento. La gobernadora de Guerrero Evelyn Salgado, en lugar de echar a andar los protocolos de protección civil, acudir a las zonas más afectadas para supervisar acciones, prefirió lucirse con el primer mandatario y apareció en la mañanera, lo que causó confusión y enojo, por el grado de irresponsabilidad y vedetismo de quienes manejan el destino del país.

Ante la emergencia, el gobierno federal quedó en evidencia, todo México quedó atónito al escuchar al presidente de la nación decir que las ayudas de todos los que pretendían donar algo para aliviar un poco la desesperación de los acapulqueños, iban a pasar por el ejército y que nadie podía entrar a Acapulco. Ni siquiera a los valientes y confiables Topos les han permitido acudir a ayudar a rescatar gente, lo que jamás había ocurrido en este país. En el resto del mundo, la pericia y reputación de este grupo de rescate, es bien apreciada.

Solamente se desplazó a 13 mil efectivos del ejército enviados a la zona de desastre, lo que resulta inexplicable, por la magnitud de la tragedia. Aunque después dijeron que fueron 19 mil. Y si algo debe reconocerse con pleno agradecimiento, es la abnegación de nuestros soldados, que aún sin las herramientas adecuadas, acuden a prestar sus servicios en cada desastre natural o emergencia sanitaria, desafortunadamente todos los millonarios beneficios que el presidente López Obrador ha regalado a los altos mandos militares no llegarán aellos, que siguen sin contar con el armamentoadecuado y suficiente que les permita defender a la población del crimen organizado. Menos que se les dote de maquinaria de punta para enfrentar desastres como “Otis”.

Cada año, Quintana Roo está en riesgo de enfrentar un huracán, el último gran huracán fue “Wilma”, y los gobiernos del pasado, esos “despreciables conservadores” no lo hicieron nada mal. Nuestro estado y principalmente Cancún se han levantado de manera asombrosa cuando han ocurrido estos fenómenos, porque en lugar de minimizar la tragedia, la presidencia de la república de entonces y su gobernador en turno, trabajaron y resolvieron los problemas, ¿con qué? …Pues con lo que fue el FONDEN, que ahora no existe. La actual gobernadora Mara Lezama, ahora maneja nuestro estado y nuestros recursos económicos, y debe estar preparada para que no se repita por incapacidad y falta de planeación lo que desafortunadamente ocurrió en Guerrero, porque como bien escribió Eleanor Atwood “En la vida una tragedia no es un gran grito que dura un instante. Incluye todo lo que conduce a ella”.