BASURA: LA TEMIBLE CUENTA ATRÁS

El Minotauro
Nicolás Durán de la Sierra

 

Al inicio de la semana, Miguel Ángel Zenteno, el síndico municipal de Benito Juárez, informó que la comuna ha recibido hasta ahora cuatro amparos interpuestos por la empresa PIMSA para seguir operando el basurero de Cancún; sí, la misma empresa que fuera clausurada por la autoridad estatal, precisamente por no cumplir con el manejo adecuado del tiradero público de la ciudad.

Tales amparos, más que mostrar desvergüenza, son un insulto de esa empresa para Cancún, pues su manejo del tiradero tiene a la ciudad en una inminente crisis ambiental. No es una exageración, pues cuando mucho para finales de año no habrá donde tirar las casi mil 500 toneladas diarias de basura que generan la propia ciudad y las comunas Isla Mujeres y Puerto Morelos.

Casi ufano, el síndico dice que ninguno de los amparos ha prosperado y que, faltaba más, siguen con atención los procesos judiciales. Eso sí, cauto, no ventila el fondo de la crisis: no hay predio alguno en Cancún que pueda ser usado como tiradero, y la temible cuenta atrás para la ciudad sigue su marcha. “Tenemos tres meses más como colchón”, explica con certeza de especialista.

El problema de fondo es, también, por otra parte, el que el manejo del basureo haya sido entregado por razones disque políticas a la empresa PIMSA la que, de entrada, no se dedica a al saneamiento, sino a la comunicación y por añadidura se agrega el que la comuna no vigilara, como era su obligación, la operación del basurero. La basura nunca debió ser concesionada.

La tendencia de los gobiernos neoliberales, es decir, de los gobiernos que buscan hacer negocio con las tareas propias de la función pública, como el agua potable, el manejo de la basura, o las obras públicas, han llevado no solo a la corrupción de las propias autoridades, sino a una crisis de los servicios públicos básicos. PIMSA o Aguakan son dos ejemplos de ello.

El problema del tiradero a cielo abierto en que devino el otrora relleno sanitario de la ciudad, se ve agravado por la desidia o ineptitud del ayuntamiento de Cancún para diseñar un plan para enfrentar la probable contingencia ambiental. Lo único que se le ha ocurrido a la autoridad es decir que se necesita cambiar de concesionario y que la nueva empresa que venga… se encargue de todo.

La temible cuenta atrás sigue su marcha.