La trata de personas es un problema grave en México, con un incremento de más del 60%, pues en un año pasó de mil 316 víctimas registradas a 2 mil 583 al concluir 2022. A nivel nacional, hay un fuerte impacto en desapariciones de mujeres y niñas, dicho sector es el más afectado.
De acuerdo con el informe Mundial sobre Trata de Personas, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudc), a escala mundial el número de víctimas detectadas descendió 11% en 2020 con respecto al año anterior.
Sin embargo, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp), entre las entidades de mayor reporte de tráfico y tránsito se encuentran: Veracruz, Tlaxcala, Estado de México, Ciudad de México, Puebla, Quintana Roo, Villahermosa, Chiapas Zacatecas y Monterrey.
Según las cifras del Secretariado, durante 2019, 2020, 2021 y 2022 se contabilizó un aumento de víctimas.
En un conteo de casos, de 2019 al primer semestre de 2022, el Estado de México registró 712 casos; Puebla, 515; Ciudad de México, 390; Veracruz, 241; Chiapas, 237; Tlaxcala, 211; Zacatecas, 195; Villahermosa, 113; Quintana Roo, 90, y Monterrey, 69 víctimas de trata.
Los especialistas coinciden que dicha estadística, solo fue una aproximación, debido a la tasa elevada por la falta de denuncia y omisión en la investigación.
Niñas menores de 18 años, las más vulnerables a la trata de personas
Para la psicóloga especialista en trauma y delitos de alto impacto, Mónica Alvarado, la trata de personas afecta principalmente a mujeres y niñas menores de 18 años.
La mayoría, es “enganchada” bajo la promesa de un trabajo bien remunerado en la industria del turismo, sin embargo, nada de esto es cierto, pues en realidad, son víctimas de explotación sexual.
“Hay tal enganche desde las redes sociales y las aplicaciones de citas que los traficantes atraen a personas vulnerables para luego explotarlas.”, aseguró la especialista.
Fuertemente ligada a la pobreza
Este delito se encuentra estrechamente ligado a la pobreza, la desigualdad y la violencia, y durante el confinamiento por el Covid-19 la delincuencia organizada, ajustó “sus modelos de negocios” a la “nueva normalidad”, modalidad que surgió a partir de la pandemia, la cual, además de reducir las oportunidades de actuación de los tratantes, menciona el informe de la Onudc, pudo haber debilitado la capacidad de las autoridades encargadas de la aplicación de la ley para detectar a las víctimas.
La contingencia agravó la situación de vulnerabilidad, debido a que muchas personas se quedaron sin trabajo y sin una oportunidad de mantener su calidad de vida; algunos ni siquiera tuvieron la elección y este sector se volvió más vulnerable a la trata, con la falsa promesa de los tratantes o enganchadores de mejorar su calidad de vida.
“El problema es que aumentó la vulnerabilidad a la trata de personas, y mermó aún más la capacidad para rescatar a las víctimas así como llevar a los delincuentes ante la justicia”, reportó Ghada Waly, directora ejecutiva de Onudc.
La experta en trauma y delitos de alto impacto, mencionó que aunque en la estadística se informa que se detectaron menos casos con fines de explotación sexual, por el cierre de los espacios públicos y las restricciones conexas, esto no significa que el delito haya tenido un quiebre, por el contrario, hubo un desplazamiento hacia lugares más ocultos y menos seguros, lo que dificulta ahora, la identificación de las víctimas.
Y en esto coincide Orlando Camacho, director general de México S.O.S, quien asegura que la trata de personas es un delito que permanece “medio oculto”, e hizo la comparación de lo que representa al ponerlo como si fuera una mina, que la pisas y enseguida explota.
Por ello insistió que se debe hacer mucha campaña de prevención no solo de contención, sino concientizar a padres de familia de que sus hijos con el acceso al internet están en vulnerabilidad de caer en manos de un tratante.
Fuente: Ruptura 360