A TIRO DE PIEDRA
Por Julian Santiesteban
Hay mucha gente que cuando ha de hacer algo, hace algo;
aunque no sea exactamente lo que ha de hacer
Noel Clarasó
Con las elecciones realizadas del 06 de junio, pareciera que las actuales administraciones municipales y la estatal han iniciado una etapa inercial de hacer lo menos y sin aspavientos, por eso al ciudadano le corresponde la responsabilidad de cogobernar y recordarles que aún les faltan pendientes por resolver y, que aunque la carrera por la gubernatura ha iniciado y la atención de los actores políticos se está concentrando en ello, tienen primero que gobernar, antes de pensar en la entrega-recepción.
Parece una cuestión menor, pero no lo es, a los actuales ayuntamientos actuales les quedan, a partir de este miércoles 30 de junio, 93 días de gestión y, al gobierno de Carlos Joaquín González, 453 días en los que es posible avanzar en los pendientes por atender y promesas hechas a los gobernados desde 2016 o 2018, según sea el caso; pero sobre todo, tienen la oportunidad de dejar evidencia tangible de que tanto los municipios como el estado, sus habitantes, están mejor que antes de que todos ellos se convirtieran en tomadores de decisiones…y esa no es una tarea sencilla.
Sin embargo, por estos tiempos pareciera también que todos los gobiernos se han arropado en la pandemia de Covid19 para no dar los resultados prometidos, pero no hay que olvidar, por ejemplo, que la mitad del tiempo de gobierno de los actuales municipios transcurrieron antes de que el SARSCov2 llegará al mundo, el gobierno estatal tuvo 4 años para cumplir con el desarrollo prometido, con las “más y mejores oportunidades para todos”, 4 de 6 periodos para gobernar con los y las mejores quintanarroenses, con aminorar la deuda pública (¿sabe el lector que, el saliente gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, anunció este martes la liquidación de toda la deuda pública? Inició por cierto, su gobierno también en 2016); luego entonces, no hay argumento válido para no cumplir, aunque sea de manera parcial. Demostrar que se debe menos, dejar evidencia de que hay más desarrollo, menos pobreza, menos inseguridad.
Y si, el año 2020 será siempre recordado como un año perdido. La pandemia afectó y sigue afectando todos los ámbitos de la vida pública y privada, la recuperación económica en entidades como Quintana Roo demorará, de acuerdo con expertos, por lo menos dos años más, pero en el balance de todas las administraciones, debiera en todo caso analizarse si antes de la pandemia existieron resultados, la afectación que ha habido desde el 2020 y, en todo caso, en una ponderación de ambas circunstancias (pre y post pandémica), determinar si los objetivos planteados como aspiracionales para cada gobierno se cumplieron medianamente. Si el lector realiza esa tarea, podrá formar una idea mejor acabada de lo logrado y lo que se dejó de hacer, de las responsabilidades e irresponsabilidades y de los niveles de gobierno que participaron o dejaron de hacerlo en algún tema en que la concurrencia de esfuerzos y políticas públicas es necesaria.
Ahora bien, lo que se ha sabido de los gobiernos municipales, después de las elecciones, es que están apurados en concretar mecanismos como los programas de desarrollo urbano, como si compromisos ya hubieran hecho con los cambios de uso de suelo, con la modificación de densidades, con la autorización de construcciones que hasta ahora las normas vigentes no están permitidas y, en suma, aprovecharse de ese tiempo en el gobierno y no aprovechar para ordenar los servicios públicos, para mejorar la infraestructura urbana, para construir una reconciliación entre los ciudadanos y la administración pública, dejar, en suma, un buen recuerdo y no una evidente decepción. Dejen de intentar aprobar planes que las administraciones entrantes echarán abajo, dejen ya de pensar que nadie los ve, que el escrutinio público no está sobre ustedes. Ordenen lo que deban, para que “paguen” exactamente por lo que hicieron o dejaron de hacer.
Y en lo que respecta al gobierno estatal, ojalá que al final de la gestión puedan ser tangibles los resultados al decir que la deuda pública realmente aminoró, que las obras de último momento no se queden a medias, que la inseguridad heredada no es peor que la que recibieron y que las concesiones como la construcción de los puentes sobre la Laguna Nichupté no se convierta en un jugoso negocio en beneficio de unos cuantos y con cargo a los bolsillos de todos (otro “aguakanazo” pues) y, aunque muy probablemente en el 2022 habrá alternancia partidista en la administración estatal, ojalá se esmeren en demostrar que los ciudadanos no se equivocaron en 2016, no es fácil, pero no es imposible.
COMENTARIO MORBOSO
Y a propósito de nuevas administraciones municipales, es importante recordar que María Hermelinda Lezama Espinosa fue la única alcaldesa que logró reelegirse el 06 de junio en Quintana Roo. Se le ha señalado como posible aspirante a la gubernatura por Morena, pero además pareciera que existe una especie de “alineación” discursiva sobre la presidenta y el proceso electoral que iniciará en enero 2022, pero no habría que perder de vista que faltan aún por aclarar muchos señalamientos que surgieron durante el proceso electoral y que están por aclarar.
Sí, los contratos que en algún momento mostraron Issac Janix Alanís y Jesús Pool Moo, candidatos de Fuerza Por México y PAN-PRD a la alcaldía, respectivamente, fueron ya entregados por el municipio a la Auditoría Superior del Estado, en ellos se muestran gastos por 350 millones de pesos para renta de camionetas que no fueron observados por el órgano estatal, pero la investigación aún puede reabrirse. De ello deberán encargarse los regidores y la alcaldesa aclarará en todo caso el tema. También están pendientes los litigios por concesiones para recoja de basura a empresas como Inteligencia México; aclarar si Red Ambiental es un negocio en el que Jorge Emilio González Martínez tiene intereses; realizar la obra pública prometida, mejorar los índices de inseguridad; en suma, mostrar que antes que gobernadora, puede ser una buena presidenta municipal, que cumple, por lo menos en parte, con los compromisos que le permitieron repetir en el cargo. Luego de eso, pensar entonces en la siguiente responsabilidad.
¿En qué radica la complicación para ello? Pues en que tendrá solamente unos siete meses para ello, porque asumirá el cargo el 30 de septiembre, el proceso inicia en enero –unos tres meses después- y las campañas arrancarán en abril, ¿será suficiente para hacer alianzas de futuro y convencer a los ciudadanos de volverla a votar? ¿Nota ya el lector cómo falta mucho aun para señalar que las condiciones para el 2022 están dadas? No olvide además que, saliendo Lezama Espinosa de la presidencia, los “verdes” asumirán ya sin tapujos el gobierno de Benito Juárez, y ese es un “trago” muy difícil de digerir, así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.