A TIRO DE PIEDRA
Por Julian Santiesteban
No hay más alianzas que las que trazan los intereses
Antonio Cánovas del Castillo
Asumir, desde ahora, que las condiciones están dadas para que un aspirante a la gubernatura de Quintana Roo camine solitario/a a la casona de la avenida Insurgentes en Chetumal, no sólo es erróneo, sino carente de amplitud de criterio, porque la competencia, aunque inició desde hace por lo menos tres años, no depende de los resultados comiciales del 06 de junio de 2021.
La aparición de Morena en el escenario político nacional, el triunfo de 2018, obtener 11 gubernaturas y 22 congresos estatales en las elecciones de hace tres semanas, permite inferir que las tendencias, evidentemente, favorecen a ese partido para las elecciones del 2022, en que habrá en disputa seis gubernaturas más: Tamaulipas, Aguascalientes, Durango, Quintana Roo, Hidalgo y Oaxaca. Lo interesante es que, actualmente, ninguna de esas entidades es gobernada por el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero, a partir del próximo año, la mayoría de ellas pudieran ser de la 4T.
En este 2021, 30 de 32 entidades renovaron también sus respectivas legislaturas, sólo Quintana Roo y Coahuila faltaron. La primera lo hará en el 2022 y la segunda en el 2023 (en ese año, Miguel Riquelme dejará también el gobierno estatal), pero la circunstancia de ambos estados es diametralmente opuesta, pues el 06 de junio ocurrió la derrota más aplastante que algún mandatario quintanarroense haya tenido, al perder 8 de 11 municipios en favor de Morena; mientras que en la entidad norteña el Partido Revolucionario Institucional (PRI) se mantuvo como primera fuerza y los “guindas” en segundo lugar. Con todo lo anterior como contexto, las proyecciones en el sureste permiten adelantar que Morena tendrá a su segundo gobernador o gobernadora de la región (la primera es Layda Sansores, que ganó en Campeche hace tres semanas), y eso ha acentuado la competencia hacia adentro del partido.
Y es en esa tesitura que, inferir por ejemplo que todo está dado para que María Hermelinda Lezama Espinosa sea la candidata de Morena a la gubernatura quintanarroense, es cerrar demasiado el escenario. El proceso electoral 2022 se nutrirá, sin duda, de las elecciones que apenas transcurrieron, pero no necesariamente se circunscribe sólo a los que ya participaron; pudiera ser, en el escenario más optimista para la alcaldesa recién reelecta, que parta como la favorita, pero siendo que Quintana Roo representa apenas el 1.41 por ciento del padrón electoral nacional, no es precisamente prioridad, aun cuando esté aquí el destino turístico más importante de Latinoamérica: Cancún, precisamente la región que Lezama Espinosa gobierna –o debiera gobernar.-
Rafael Marín Mollinedo (aunque se autodescarte, habría que recordar que hasta el actual presidente de la República lo hizo en su momento), Luis Alegre Salazar, José Luis Pech Várguez, Marybel Villegas Canché, Marciano Dzul Caamal, Juan Carrillo Soberanis, son sólo nombres de actores políticos que comienzan a señalarse como protagonistas u operadores fundamentales del proceso electoral venidero. Con más o menos probabilidades, cercanos o lejanos entre ellos, el escribiente sólo pretende poner en relevancia que definición aún no existe. Circunscribir toda la dinámica política en torno a un personaje hace perder perspectiva. Actores políticos, medios incluso, podrán asumir “bandos” por conveniencia, pero lo importante es que aspirantes y contendientes parten de cero en la nueva competencia por el poder. Eso lo saben, o debieran saberlo.
¿Y qué caso tiene entonces hablar de aspirantes y aspiraciones cuando faltan once meses para los próximos comicios? Todo, pero en una perspectiva amplia. Queda claro que la saliente administración de Carlos Joaquín González no logró construir ningún perfil competente para el 2022, ante ello, han acomodado un discurso “demócrata” y de “transición pactada”, cuando en realidad no había posibilidad de incidir, a menos que se apoye a algun/a aspirante de Morena. Los que quieran, deberán ser capaces de construir alianzas y acuerdos de futuro, de olvidar fobias, de entender que, desde ahora, todo suma o resta.
En el oficialismo no hay siquiera la posibilidad de “veto”; esa versión tradicional de la política que sostiene que un mandatario podrá no definir a quien le suceda, pero sí a quien no desea. Lo que resulta innegable es que la competencia está a todo lo que da, los y las aspirantes comenzarán desde ahora a colocarse en la agenda pública y sus filiales sostendrán el discurso de “el presidente ya le dio el visto bueno”, “desde arriba ya dijeron que va”, “ya le llegó la bendición”, “el presidente lo/a quiere.” Ante ello, habrá que recordar el dicho popular aquel que nos recuerda que no por mucho madrugar, amanece más temprano.
COMENTARIO MORBOSO
Bacalar, el terreno de los Coronel
Cuando un terrible accidente, al final de las campañas electorales, terminó con la vida de la esposa del ahora alcalde electo de Bacalar, José Alfredo Contreras Méndez, las especulaciones se desataron en el llamado “décimo municipio” quintanarroense, pero no porque se pensara en un ataque desde el poder, sino en una circunstancia creada por grupos de la delincuencia organizada a los que habría “incomodado” el popular personaje conocido como Chepe, ante lo cual le dejaron muy claro el mensaje de quién manda en esa región.
Esta es la segunda ocasión en que Chepe Contreras será presidente municipal, en la primera gestión, la sospecha se cernió sobre Contreras Méndez, al haber incorporado a miembros de la familia Coronel en su gobierno, pero además, desde entonces la operación del crimen organizado creció a tal grado que en comunidades limítrofes como El Gallito, se han descubierto aeropistas improvisadas que, se supone, utilizan los integrantes del grupo delictivo que inició Ignacio “Nacho” Coronel Villareal, asesinado en un tiroteo el 29 de julio del 2010.
Cierto o no, los Coronel se han asentado en Bacalar desde hace ya casi dos décadas. Recientemente, Gabriel Coronel May fue detenido el pasado lunes en la carretera Ciudad del Carmen-Champotón, en el estado de Campeche, con más de un millón y medio de pesos en efectivo, cuando conducía un automóvil Nissan color blanco modelo 2020 con placas de circulación JW-33594 del estado de Jalisco. ¿Sabe dónde vivía? Exacto, en Bacalar. Luego entonces, si fue accidente o no el de Chepe Contreras, aún deberá lidiar con la presencia de la conocida familia en ese municipio, aunque hay quien sostiene que, más que incomodarlos, se han “entendido” muy bien; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra.