Por Renán Castro Madera
Sin lugar a dudas que el reportaje publicado por el diario El PAÍS de España el pasado 27 de enero del año en curso, sobre la falsificación de pruebas Covid en Cancún, plasma la realidad objetiva de una constante en México, y nos muestra que la permanencia de la corrupción en estos tiempos de la llamada 4T, solamente ha cambiado de piel en los tres niveles de gobierno para desgracia de todos los mexicanos.
Sonaría absurdo y fuera de lugar pedir la extinción de la corrupción a escasos tres años de gestión administrativa de Andrés Manuel López Obrador y más cuando por años era una constante en las formas de gobierno diseñadas exprofeso para el enriquecimiento de una reducida clase privilegiada que sin importarles los agravios causados alimentaban sus bolsillos por encima de los intereses de la nación.
Sin embargo, el manejo de la crisis sanitaria que impacta desde el año pasado ha destapado el mal manejo de la misma, al mostrarnos la escasa coordinación con los Estados, pese a los discursos oficiales que intentan demostrar lo contrario y plasman un México irreal a las vivencias diarias de la población que si bien, viven encantados con las ocurrencias de su Presidente, el deterioro en su poder adquisitivo amenaza con colapsar en estallidos sociales de no cambiar el rumbo en la toma de decisiones.
Minimizar un problema como la denuncia periodística realizada por el diario El PAÍS de España, que se anticipó a cualquier investigación oficial y alertó a las autoridades sanitarias de Quintana Roo y de México, es una constante en esta administración, pues las denuncias de medios de comunicación serios y responsables poco les importan y por ello aplican la máxima del “estás conmigo o en contra de mí” pese a que esa mala decisión desembocó en otro escándalo internacional que impactó en la imagen turística del país y de Quintana Roo en especial.
Vamos, son alérgicos a la crítica bien fundamentada y documentada porque les incomoda reconocer sus errores, pese a que sus malas decisiones pongan en riesgo a la industria turística de todo un país y reflejen la fallida estrategia sanitaria en la conducción preventiva de la pandemia.
Esa es la realidad que acompaña a nuestras autoridades en turno, sin lugar a dudas.
Y es una realidad; salieron enfermos del país cuando menos 44 jóvenes argentinos que vacacionaron en Cancún y los padres de familia responsabilizan al gobierno de Quintana Roo, al permitir la operación de laboratorios químicos sin certificación que expiden pruebas apócrifas poniendo en riesgo a decenas de personas por la deficiente estrategia en la recepción y salida de visitantes y al dejar que operen empresas diseñadas exprofeso para el enriquecimiento de unos cuantos.
En este grave caso de corrupción no aplica juzgar a periodistas con la valentía para denunciarlos y en cambio en gobiernos dirigidos por gente pensante de inmediato se toman decisiones para corroborar las denuncias y cesar a quienes sean los responsables directos de permitir el funcionamiento de establecimientos ilegales y más en el giro sanitario que tanto impacta en estos tiempos.
El gobierno de Quintana Roo, en la recta final de su gestión administrativa no aprende de lecciones vividas en otros casos como ocurrió con los más de 14 turistas canadienses infectados de Covid-19, en las fiestas “clandestinas de playa” en Tulum, autorizadas por la administración municipal que encabeza Víctor Mas Tah, la cual obtuvo millonarias ganancias sin importarles las consecuencias que arrastraron en sus corruptas prácticas, al desembocar en la suspensión de vuelos a México por parte del gobierno que encabeza Justin Trudeau.
Y más complicidad no podría existir al premiarle su alto grado de corrupción con la candidatura a la reelección municipal, sin importar la mala gestión administrativa y el desorden que impera en ese importante municipio en donde tal parece que la pandemia pasó de largo, pues la práctica constante es violar un día sí y otro también la normatividad sanitaria sin que nadie ponga un freno a ese foco rojo que amenaza con colapsar la imagen turística de México y Quintana Roo en especial.
Y Tulum tan solo es una pequeña muestra de la mala conducción de nuestras autoridades que trabajan en base al compadrazgo y amiguismo que tanto criticaron a pasadas administraciones. Que en las urnas se los cobren.
Por ello de pena ajena para el gobierno de un país y un estado, que un reportaje periodístico los exhiba en toda su inmundicia y refleje la fallida estrategia sanitaria que de proseguir con esas prácticas, pese a sus cifras alegres, nos muestren que estamos más cerca de una tercera ola pandémica, que de una reactivación económica que nos haga salir de este oscuro túnel económico.
Fuente: Cambio 22