A TIRO DE PIEDRA
Por Julian Santiesteban
Ante una lista de candidatos se piensa que,
felizmente, sólo puede ser elegido uno
Noel Clarasó
Ahora que han sido asignadas las candidaturas, ¿ya tiene el ciudadano mayor certeza de que tendrá servicios públicos de calidad? ¿Está emocionado porque vendrán gobiernos mejores? ¿tiene la certeza de que su futuro alcalde o alcaldesa, permanecerán en el cargo lo suficiente, por lo menos para resolver los temas más urgentes, o se irá de campaña a medio año de asumir el cargo, para contender o “ayudar” en la contienda por la gubernatura? Pero, sobre todo, ¿No le queda la impresión de que los “morenos” ganaron candidatos y, efectivamente, perdieron el partido…y muy probablemente algunas elecciones?
El proceso electoral concurrente de 2021 es el más amplio en toda la historia del país, son más de veinte mil cargos en disputa y, como cualquier partido en el poder, Morena es el que ha acaparado la atención de la clase política nacional. El fantasma de la ruptura está presente y, a pesar de que falta únicamente la designación de candidatos a las diputaciones federales y que es la parte que más le importa al presidente Andrés Manuel López Obrador (pues la mayoría legislativa representa la gobernabilidad para el resto de su administración), el saldo hasta ahora no parece nada favorable: hubo quejas en 8 de 15 procesos internos para designar los espacios para las gubernaturas y prácticamente en las 30 entidades –acaso Sonora ha sido la excepción, sin ser además favorito para el triunfo-, hay desgajamientos profundos, siempre, como en los “mejores” tiempos del PRI, el señalamiento es el mismo: centralismo y corrupción; antidemocracia y simulación; compra-venta de candidaturas e imposiciones a raja tabla.
Lo ocurrido en Quintana Roo lastima los egos locales, pero es un micro cosmos del panorama nacional. Esta entidad representa apenas el 1.4 por ciento del padrón de electores de todo el país, tiene once alcaldías y cuatro diputaciones federales; estas últimas importan para la sumatoria de la 4T, pero a nivel de las presidencias municipales, la ruptura es la constante, en Benito Juárez, Solidaridad, Othón P. Blanco y Tulum, ha habido señalamientos muy puntuales en contra del delegado de la tercera circunscripción de Morena, Óscar Cantón Zetina, por la venta de espacios, por no respetar a la “militancia”; por decidir con base en afectos y no en probabilidades reales, ¿pero lo mismo se vivió en su momento con el PRI, o no? ¿Y no ese partido siempre aseguraba que la decisión había sido la mejor para el triunfo y la sociedad? ¿Y no las mismas transacciones se han visto en partidos como el del Trabajo (PT) y el Verde Ecologista (PVE) que ahora son aliados de la 4T? ¿Entonces cuál fue la diferencia y en dónde están los “diferentes”?
Ahora bien, desde finales de 2020, el escribiente ha insistido en que, quienes resultaran abanderados, terminarían caminando en soledad en campaña, pero además, que eso no daría por terminadas las disputas internas; particularmente, porque el 07 de junio –un día después de conocer los resultados de la elección de este año y Día de la Libertad de Expresión, por cierto-, los que buscarán las candidaturas para la gubernatura arrancarán trabajos (si, ya comenzaron hace dos años, pero ahora lo harán formalmente y a contra reloj). En enero del 2022 arrancará formalmente el proceso que culminará con la elección del noveno gobernador quintanarroense y la confrontación estará a tope y, en abril de ese año, de nuevo habrá campañas electorales, apenas 7 meses después de que las próximas administraciones municipales hayan iniciado.
Así, de nuevo, ¿ya tiene el lector más expectativas de que los próximos gobiernos sean mejores que los actuales? ¿Que los gobernantes que se reelijan, ahora sí, realicen su trabajo? ¿Que haya servicios públicos mejores, que los gobiernos se reconcilien con el ciudadano, que los ciudadanos “de a pie” sean escuchados; o de plano nos preparamos para la siguiente campaña? Candidaturas hay, rupturas también, ¿y quiénes serán los triunfadores reales? El escribiente cree firmemente que los partidos pequeños, los candidatos que logren sumar las inconformidades, los que sepan “tender puentes” y esos, no necesariamente serán de la 4T. Eh ahí la oportunidad.
COMENTARIO MORBOSO
MILLONARIAS CANDIDATURAS “MORENAS” Y LOS GANADORES DE ENFRENTE
La especulación ha sido mucha, entre Tulum, Solidaridad y Benito Juárez, la cifra por la “venta” de candidaturas supera, dicen, los 300 millones de pesos; pero lo importante no está ahí, sino en el futuro que queda para la 4T. Por ejemplo, luego de ser delegada de Morena en Campeche, Marybel Villegas Canché, anunció la impugnación del proceso interno; al escribiente le aseguró –antes de la definición de la candidatura of course- que no se irá del partido, pero no dijo que caminará con Mara Lezama Espinosa, ni que no habrá guerra declarada. Y en Solidaridad, los tambores de guerra también suenan con la ratificación de Laura Beristain Navarrete, por parte de la recién llegada Cristina Torres Gómez.
El caso de Torres Gómez es tal vez el más penoso, pues a menos de un mes de su ruptura con el PAN y definición por Morena, la puerta se le cerró contundentemente. Luego entonces, ¿será que tanto Villegas Canché como Torres Gómez se vayan de la 4T? No, pero no implica que trabajen tampoco para sus candidatos; por el contrario, muy probablemente trabajarán para sus adversarios. ¿Y Tulum? Ahí la cosa se pone peor, pues esa demarcación no es gobernada aún por Morena y muy probablemente no lo será, a partir de lo ocurrido con la designación de su candidato, Marciano Dzul Caamal.
En Tulum, Jorge Portilla Manica, Filiberto Tah Balam y David Ortiz Mena, han conformado ya un bloque en contra de Dzul Caamal. El cacicazgo se ha quedado solo, pues los otros tres aspirantes representan el peso del empresariado turístico y el peso de la militancia morena en ese sitio. El ex alcalde alcanzó la nominación, dicen, a partir del poder monetario, pero “quedarse sin canicas” antes de arrancar las campañas, pero, sobre todo, sin aliados que lo acompañen, representa el fortalecimiento del equipo de “en frente.”
¿Nota el lector el elemento común? Grupos inconformes con incidencia pública, con capacidad económica, con aspiraciones no sólo en el 2021, sino para el 2022 y todos señalando a Óscar Cantón Zetina y la descomposición interna… ¿y aun piensa el lector que es posible que se reconcilien con los candidatos designados? No, definitivamente no. Pero no sólo eso, ahora viene la confrontación real y las ganancias efectivas. ¿Cuánta puede ser la diferencia porcentual en las preferencias, que los haga pensar que divididos ganarán? No olvidar que el mismo presidente de la República actualmente, allá en el 2006, partió con una ventaja del 30 por ciento.
Por último, retoma el escribiente un dato ya señalado antes, Quintana Roo, representa el 1.4 del padrón electoral mexicano, y mire la descomposición que existe en la 4T, los señalamientos por imposiciones y venta de espacios, ¿no le parece que el problema entonces para la Cuarta Transformación Republicana es mayúsculo? ¿Qué de sur a norte del país la inconformidad está que revienta? ¿Siguen pensando que la oposición no crecerá? ¿es tanta la soberbia que aun consideran que con cualquier candidato ganan? ¿Entiende ahora por qué el presidente se ha replegado en su necesidad de mantener la mayoría legislativa federal, a costa de “negociaciones” en las alcaldías? Por cierto, ¿aún cree que habrá gobiernos que atiendan la administración y no el próximo proceso? Así han caído regímenes anteriores, sólo que cada vez duran menos años; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.