A sus 54 años, Phillip Witcomb -o Roberto Sendoya Escobar- afirma ser el primer hijo del ex líder del Cartel de Medellín. En un libro recién publicado, cuenta que tiene en su poder unos códigos secretos que aún no ha descifrado que podrían llevar a los millones de dólares perdidos del criminal colombiano muerto en 1993
En 1989, Phillip Patrick Witcomb se encontraba viviendo en Mallorca, España, con su esposa y sus hijos. Tenía 24 años y estaba dedicado al arte, específicamente a la pintura hiperrealista. Por ese tiempo, además, diseñaba un campo de golf junto con un amigo, tenía a todas luces una vida normal, pero recibiría una llamada que cambiaría todo para siempre.
La voz al otro lado del teléfono era la de su padre, Patrick Witcomb, un exagente del servicio secreto británico, algo que hasta entonces Phillip desconocía. La llamada tenía un único motivo: que Phillip volara de Mallorca a Madrid, donde se encontraba su padre, pues tenía algo urgente que contarle.
Reunido con su hijo, Patrick saca una pila de documentos, eran registros oficiales entre los que se encontraba la partida de nacimiento de Phillip, en ella reposaban los nombres de sus padres biológicos: María Luisa Sendoya, era el nombre de su madre; y Pablo Emilio Escobar Gaviria, el de su padre.
“Viví toda mi vida como Phillip Witcomb, Phillip Robert Witcom, mi madre y padre eran dos personas inglesas, en 1989 mi padre adoptivo me dijo quién era mi padre realmente. Solo sacó este documento en el que decía cuando había nacido, donde había nacido y quienes eran mis padres”, dijo Phillip a la BBC en entrevista del 4 de agosto de 2020.
Ese día se enteró que su nombre de nacimiento era Roberto Sendoya Escobar, y que era el primogénito del mayor capo de la droga que el mundo ha conocido. Para el tiempo de su nacimiento, sin embargo, Pablo Escobar aún era un ladronzuelo de poca monta, tratando de hacerse nombre en el mundo criminal de Medellín y Envigado.
La historia de Phillip se convirtió en noticia alrededor del mundo por el lanzamiento del libro donde relata sus memorias, titulado First Born: Son Of Escobar (Primogénito: El Hijo de Escobar). Una historia que dice es “la precuela de Narcos”, en referencia a la popular serie de Netflix.
Pero ¿cómo este hombre que hoy tiene 54 año podría convertirse en la clave para desentrañar todo un capítulo perdido en la historia del narco más famoso del mundo?
“La precuela de Narcos”
La historia de Phillp/Roberto empezó en 1959, cuando su padre adoptivo Patrick Witcomb fue enviado a Colombia por el servicio secreto británico, el MI6, para colaborar en una misión secreta con un agente de la CIA norteamericana.
De acuerdo con una entrevista que dio al programa de radio británico The Chris Moyles Show de Radio X, Phillip asegura que dicho agente de la CIA era Manuel Antonio Noriega, quien entre 1983 y 1989 se convertiría en dictador en su natal Panamá; un personaje con fuertes lazos con el narcotráfico que terminó siendo capturado y puesto preso por los testimonios de Carlos Ledher en su contra, uno de los principales socios de Pablo Escobar.
La misión de Patrick consistía en rastrear “todo este dinero que se estaba perdiendo del sistema bancario americano”. Dicha operación es bautizada bajo el nombre código “Durazno” y se extiende por más de 25 años.
En ese tiempo, el agente del MI6 debió infiltrarse en el hampa colombiana, ganando la confianza de fichas claves para poder monitorear sus actividades y tener un seguimiento de su creciente poder.
En una de esas misiones, a mediados de los 60, Patrick se encontró en medio de un tiroteo, estaban tratando de desmantelar la operación de una banda y de pronto los bandidos abrieron fuego. Entre los pistoleros estaba un Escobar de 16 años, su novia María Luisa de 14 y un pequeño niño.
Escobar logró huir, maría Luisa murió en el tiroteo y el niño quedó a la deriva. Es entonces que Roberto es rescatado por el agente británico, adoptado y criado como su hijo, junto a su esposa Joan y se convierte en Phillip.
Hasta los nueve años vivió en Colombia, en medio de los lujos que tenía su familia adoptiva. Cuenta que en ese tiempo siempre estuvo acompañado de mucha seguridad, en especial dos guardias que eran su escolta personal: Barandiga y Martínez.
En 1975 ya Escobar empezaba a consolidarse como un capo dentro del negocio y emprende un plan para recuperar a su primogénito. Por esos años hubo varios intentos de secuestro por parte de miembros del cartel para recuperar a “Roberto”, por lo que sus padres adoptivos decidieron enviarlo a Inglaterra.
“En su momento, Pablo no sabía que tenía un hijo ilegítimo y cuando se entera trata de secuestrarme de mis padres adoptivos por lo que ellos me envían a un internado en Inglaterra que está en el medio de la nada para que él no pudiera encontrarme. Porque el jefe del cartel quería a su hijo primogénito para que se encargara del negocio”, le dijo Phillip a la BBC en octubre de 2018.
La escuela escogida fue Lucton School Co-educational, en Herefordshire, en Inglaterra. Allí terminaría sus estudios y recuperaría algo de normalidad en su vida. Los lazos con Colombia los seguía manteniendo por medio de sus padres adoptivos que seguían en su país natal, hablando con ellos por llamadas a distancia y reencontrándose en las navidades.
Durante esos años vio varias veces al capo del Cartel de Medellín, acompañado por su padre, quien seguía manteniendo cercanía y contacto con Escobar como parte de su misión secreta.
Lo que más recuerda Phillip de esos años son dos memorias recurrentes: la primera una imagen de una mujer en un vestido rojo cayendo al suelo, y la segunda unas palabras que le habría dicho su padre biológico en uno de esos encuentros: “Nunca olvides que eres un Escobar”.
“Mi historia es la precuela de Narcos. Cuando Narcos empieza ellos simplemente asumen que ahí está este narcotraficante, cuando de hecho lo que todos queremos saber, y de eso te enteras en el libro, es cómo todo empezó. Ellos hicieron a este hombre, él no solo es un desertor de la escuela que se volvió el hombre más rico del mundo, él necesitó ayuda y él tuvo ayuda y eso es de lo que trata este libro, es la precuela”, dice Phillip en la radio inglesa.
Descubriendo su origen
Después de esa primera charla en Madrid con su padre adoptivo, Phillip tendría que acostumbrarse nuevamente a vivir con seguridad las 24 horas del día.
Desde ese entonces en su casa en Mallorca la vigilancia era constante, había mucho temor por parte de su padre adoptivo de que alguien atentara contra él buscando venganza contra Pablo.
Al otro lado del Atlántico, Escobar estaba en el punto más álgido de su guerra contra el Estado. El poderío de Cartel de Medellín se había demostrado con creces tras los asesinatos al ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, en 1984, al director del periódico El Espectador, Alfonso Cano en 1896, o el del precandidato presidencial liberal Luis Carlos Galán en 1989.
Además de los secuestros al entonces candidato a la alcaldía de Bogotá, Andrés Pastrana, o el procurador Carlos Mauro Hoyos quien murió en cautiverio. Y las decenas de bombas que azotaban las principales ciudades de Colombia, como la estallada frente al edificio del DAS en Bogotá o la caída del Avión de Avianca, ambos en 1989; y un largo rosario más de crímenes atroces.
Tras enterarse de quien era su verdadero padre, Phillip entró en un largo periodo que se extendió por tres años, en los que junto a Patrick, su padre adoptivo, trató de desenmarañar la historia de su vida.
“En esa época no teníamos internet así que yo no sabía quién era Pablo Escobar, el hombre del que él me hablaba, pero mi padre empezó a decirme que él era la persona con la que solíamos reunirnos en Madrid. (…) Ahí empezó la historia que le tardó unos dos o tres años en contarme completa y apropiadamente. Fueron muchas, muchas, reuniones y charlas que tuvimos hablando sobre el tema. Realmente fue un tiempo donde pudimos conocernos mucho mejor”, relata el supuesto hijo del narco a la radio británica.
No obstante, producto de esas charlas con su padre adoptivo, sí que llegó a entender la magnitud del poder que tenía Escobar, algo que lo llevó a cambiar su imagen pues reconocía en él los rasgos del capo colombiano que rechazaba.
Cuenta el propio Phillip que en una de esas charlas su padre adoptivo le mostró una enorme cantidad de dinero en efectivo, que le dijo que pertenecía al propio Pablo Escobar. Patrick había estado guardando ese dinero por años, como un seguro que tenía el capo y del que no sabía ni su familia ni sus socios del Cartel. Esa era la prueba última de la confianza de Escobar en el agente secreto, la razón por la cual se reunían recurrentemente en Madrid.
La búsqueda del tesoro del narco
En 1993 una serie de tragedias le dieron un nuevo vuelco a la vida de Phillip. Primero su esposa murió de cáncer, luego su padre adoptivo falleció víctima de la enfermedad de la neurona motora, y en diciembre su padre biológico fue acribillado de un tiro en la cabeza en un tejado de Medellín.
Esto lanzó a Phillip en una espiral de depresión y alcoholismo en la que duró sumido muchos años y de la que casi no logra recuperarse.
Dice en las diferentes entrevistas concedidas a principios de agosto para medios británicos que durante ese tiempos sufrió varias enfermedades mentales, siempre con la depresión severa como principal padecimiento. Volvieron los terrores nocturnos que había experimentado de niño y las imágenes de su madre biológica, “la mujer del vestido rojo”, se volvieron a hacer presentes.
“Ahora estoy bien y no gracias a mí, he tenido mucha ayuda de los servicios de ayudas mentales, así como amigos y personas a mi alrededor que me ayudaron porque tú no puedes recuperarte de una depresión severa por tus propios medios, necesitas ayuda de las personas”, afirma.
La pintura, su principal actividad, se convirtió en su terapia para lidiar con los traumas, y años después, en mejor condición, empezó a escribir el primero de los tres libros en los que dice contar toda su historia.
En este primer libro, relata lo que será el tema de uno venidero: The Secret of the Missing Myth (El Secreto del Mito Perdido), que se centrará en una de las últimas conversaciones que tuvo con su padre adoptivo. Ahí, Phillip recibió de manos del agente secreto que lo crió, el cual describe como todo un James Bond, un papel con una serie de códigos escritos, los cuales llevarían a la fortuna perdida del capo del narcotráfico colombiano.
“He estado por varios años ya tratando de descifrar esa nota, y he avanzado un gran camino, tengo unas muy buenas ideas producto de estudiar los movimientos de mi papá, su estilo y lo que estaba haciendo, junto con el código, y ahora me doy cuenta de que hay unas connotaciones masónicas en el código, porque mi papá era un Mason Libre”, afirma.
Según este hombre, ese tesoro ya no es dinero en efectivo, como el que vio en Madrid cuando habló con su padre adoptivo, sino que son “commodities” (mercancía, joyas, propiedades, especies) y “dinero en lingotes”, y que, aunque no tiene claro aún donde está su ubicación exacta, sí sabe que puede estar en cuatro o cinco lugares distintos.
“Por eso hay cinco líneas de código en el pedazo de papel que me dejó mi padre”, explica.
Hoy Roberto Sandoya Escobar o Phillip Patrick Witcomb vive en Mallorca, España, y es un reconocido pintor hiperrealista.
Sus pinturas tienen como principal tema el paisajismo y rara vez hay en ellas personas. De acuerdo con su página web, en donde vende sus obras y no hay una sola mención a la historia de Escobar- Dice que es el último discípulo de la renombrada familia Reynolds, una generación de artistas liderada por sir Joshua Reynolds el presidente fundador de la Academia Real de Artes en Londres.
Su vida como artista, alejada de todo lo que representa la historia de su nacimiento, es un reflejo de la personalidad amable y taciturna que demuestra en las entrevistas que concede. Afirma que de encontrar el tesoro de Pablo Escobar usará el dinero para reparar parte de los daños ocasionados por su padre biológico, al que define como “una de las personas más malvadas de la historia”, cuyo daño al mundo nunca podrá ser resarcido del todo.