Por Simón Benítez
La acusación por parte de la Fiscalía Anticorrupción de Q. Roo y la posterior declaración de culpabilidad por peculado en contra de Paula González Cetina por la cantidad de $1,055,999,962 millones de pesos dictada por un juez del tribunal oral de Chetumal me huele a que algo no está del todo bien y pareciera un chivo expiatorio de un gobierno ávido de dar un buen resultado en algo y ante la cercanía de un proceso electoral de suma importancia para el futuro de los actuales inquilinos del palacio de gobierno.
Revisemos: el dinero en cuestión, producto de un pago por concepto de concesiones de Aguakan, fue depositado a una cuenta de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA), dirigida por Paula González Cetina, y de ahí la totalidad de los recursos fueron depositados a la cuenta con número 4100388488 del gobierno del estado, específicamente a la secretaria de finanzas cuyo titular era Juan Pablo Guillermo Molina. Si bien es cierto que esos recursos NUNCA debieron ser transferidos porque eran un ingreso propio de un organismo interno, la realidad es que mas allá del debiera existe un poder totalitario y abrumador, el gobernador, que es quien controla todo y da las ordenes de que hacer de cada movimiento que se realiza y que en ese momento era Roberto Borge, precisamente preso por sus excesos y ambición sin límites. Se menciona incluso que ella NO dio la orden para hacer la transferencia sino gente de SEFIPLAN que mandó Juan Pablo Guillermo, secuestraron a la gente de CAPA, los encerraron, despojaron de las contraseñas y clabes bancarias e hicieron las transferencias.
Por eso me resulta muy difícil de creer que únicamente se pretenda culpar y castigar a quien fuera directora general de la CAPA, cuando es mas que evidente que ella solo fue parte de una cadena de corrupción encabezada desde lo mas alto del organigrama gubernamental estatal y que fue a donde el dinero en cuestión fue a parar, al mismísimo interior de las cuentas de gobierno del estado, de donde seguramente fue transferido de nuevo a otras cuentas que tienen un nombre o apellido, o retirado en efectivo por personas que pudieran ser fácilmente identificables si así se quisiera hacer.
La lógica de este caso es muy evidente y es por eso por lo que me es más fácil pensar que la Fiscalía Anticorrupción de Q. Roo se fue por el eslabón más débil de la cadena de corruptela, acto copiado por un juez que sabe que su resolución no irá más allá de lo local y seguramente cambiada en instancias más altas de impartición de justicia.
Mientras tanto, el yucateco (¿coincidencia?) Juan Pablo Guillermo Molina, se encuentra tranquilo y apareciendo en notas de sociales de su querido estado sin preocuparse por la larga mano de la justicia quintanarroense, que al parecer no es tan larga como para llegar a Yucatán.
¿Paula González Cetina es culpable? SI, por complicidad, por omisión y mal desempeño de la responsabilidad asignada. ¿Es la única culpable? NO, hay muchos otros que simplemente la Fiscalía Anticorrupción de Q. Roo los está omitiendo descaradamente.