Los fiscales que juzgan al capo del narcotráfico mexicano Joaquín ‘Chapo’ Guzmán en una corte federal de Nueva York colocaron este jueves 10 kg de cocaína sobre la mesa, frente al atónito jurado.
Y luego llamaron a uno de los principales proveedores del exjefe del cártel de Sinaloa en Colombia, Juan Carlos ‘Chupeta’ Ramírez Abadía, que dirigió el cártel del Norte del Valle, para explicar cómo sus “cocineros” hacían la cocaína en laboratorios agregando a la base de la droga gasolina, éter y acetona, entre otros químicos.
Chupeta, que coopera con el gobierno, contó al jurado cómo con la ayuda del ‘Chapo’ pudo exportar más de 400 toneladas de cocaína a Estados Unidos desde 1989 hasta su arresto en Sao Paulo en 2007 junto a su amante, un fisicoculturista brasileño.
Los 9,94 kg de droga depositados dramáticamente sobre la mesa fueron según la fiscalía “una muestra representativa” de una inmensa incautación de cocaína colombiana en altamar relatada este jueves por otros dos testigos, un agente de la guardia costera estadounidense y un agente de la agencia antidrogas, la DEA.
Un gran negocio
Nada más empezar, el ‘Chupeta’ reveló que mandó matar a “aproximadamente 150 personas” -incluido uno que mató él mismo en 2004 a balazos en la cabeza y la cara- y que las autoridades colombianas le incautaron mil millones de dólares.
El ‘Chapo’ le miró serio, pero quizás no le reconoció pese a que se han reunido “más de 10 veces”, según el testigo: el ‘Chupeta’ dijo que se sometió a cirugía plástica en el rostro tres o cuatro veces en Brasil, donde estaba prófugo pero seguía dirigiendo su cártel. Modificó su mandíbula, los ojos, la nariz, los pómulos, las orejas…
Su apariencia es extraña. A sus 55 años tiene canas y la piel muy lisa, estirada. El juez advirtió en la sala que el testigo sufre problemas de salud y quizás fuese necesario hacer varias pausas. Parecía tener frío; vestía una chaqueta oscura y se puso un par de guantes de tela antes de comenzar a hablar.
Durante años, el ‘Chupeta’ y otro capo, Miguel Rodríguez Orejuela del cartel de Cali, fueron los principales proveedores de cocaína colombiana del ‘Chapo’.
El ‘Chupeta’ contó que el acusado le pedía que le enviara la mayor cantidad de “cocaína 100 por ciento pura, de óptima calidad” y que llegó a cocinar durante unos meses la droga en moldes cilíndricos para que éste luego la colocara dentro de latas de japaleños para traficarlas a Los Ángeles. El ‘Chupeta’ vendería luego la droga en las calles de Nueva York.
Contó asimismo que podía cargar en sus aviones hacia México entre 600-700 kg a mil 300 kg de cocaína, dependiendo de la ubicación de las pistas clandestinas, situadas en los estados Nayarit, Durango, Sinaloa y Sonora.
‘Chapo’, el más rápido
La primera reunión entre ambos fue en el lobby de un hotel de Ciudad de México en 1990.
Arreglaron el envío de cinco aviones del ‘Chupeta’ con unos 4 mil kilogramos de cocaína que llegaron a una pista cercana a Los Mochis, en Sinaloa.
‘Chupeta’ quedó muy satisfecho con lo que sus pilotos le contaron: la pista estaba muy bien iluminada, la descarga fue rápida, se reabastecieron enseguida los aviones con combustible, la protección de la policía federal, presente en el lugar, fue magnífica…
El ‘Chapo’ le cobraba en cocaína, quedándose con un 40 por ciento de la droga trasladada a Estados Unidos. Era un 3 por ciento más de lo que cobraban otros, pero el traslado “era super rápido, menos de una semana”, cuando los competidores tardaban un mes o más.
“Fue la primera vez que los narcotraficantes mexicanos me entregaban la droga tan rápidamente”, afirmó el ‘Chupeta’, que seguirá declarando el lunes próximo.
Fue por estos años que el ‘Chapo’ también empezó a ser conocido por otro apodo: ‘El Rápido’.
Extraditado a Estados Unidos unos meses tras su arresto en Brasil en 2007, y en prisión aquí desde entonces, el ‘Chupeta’ espera reducir en cinco años su sentencia por colaborar con la fiscalía. Un juez aún debe decidirla, pero no puede sentenciarlo a menos de 25 años.
Con información de AFP