- Rafael Márquez, defensa del Atlas, hace un recuento de su carrera profesional después de jugar su último partido en el Estadio Jalisco en el Atlas vs Chivas.
Es el líder de los jugadores mexicanos desde hace años. Es Rafael Márquez, le llaman “El Káiser”. Su personalidad parece inquebrantable. De pocas palabras. Se ha medido con los grandes, en los mejores escenarios. Tras más de 20 años de carrera, recuerda que las cosas no han sido nada sencillas.
“Esta semana también recibí un presente, un detalle, de unos amigos, que me hacen llegar una playera de la escuelita donde yo empezaba a jugar. Ahí se me enchinó un poco la piel de recordar cómo empecé de jugar en la tierra, de levantarme a las 7 de la mañana, de tener cicatrices en las piernas de estarme barriendo en la tierra, muchas cosas muchas anécdotas”, afirmó Rafael Márquez.
Hace un pausa. Se traslada por segundos años atrás. Ahí recuerda que antes de ser el gran capitán del equipo mexicano, el gran defensa central del legendario Barcelona; primero fue un niño de 14 años que llevaba antes de tiempo, con cuidados especiales a la casa club de Atlas, dejando a sus padres en Zamora, a quien agradece lo que es hoy en día.
“Agradezco a mis padres, a mi madre. A mi padre que me hizo el que soy hoy en día, y que estoy muy satisfecho, creo que también él estará satisfecho de la labor que hizo conmigo, y que todo se lo debo a ellos y a los valores que me dieron para poder llegar a donde no pensaba”.
Quizá muchos se imaginan que todo fue muy sencillo para Márquez. Pero vuelve a poner la mirada en otro punto. Pérdida. Recordando otra vez todo lo que vivió para poder llegar a cumplir un sueño.
“No es fácil la vida del futbolista. Para llegar, se tiene que sufrir, se tienen que sacrificar muchas cosas, se tiene que dejar la familia, se tiene que hacer responsable uno desde muy pequeño, pierde uno su adolescencia. Son muchas cosas que quizá no se ve dentro de la cancha, pero realmente sí cuesta mucho trabajo, el poder llegar a ser un profesional”.
Ahí, ese Márquez fuerte; se dobla ante lo más sensible que tiene el ser humano; sus recuerdos y su familia. Suspira con nostalgia. Es su adiós de las canchas, en la casa que lo vio nacer, el Estadio Jalisco, con la playera que lo debutó y la que lo proyectó, que es la de Atlas.
Rafa no pierde la fe de cumplir su último sueño profesional, que es estar en Rusia 2018, aunque entiende que los temas administrativos no son sencillos y por ende nadie podría asegurar que estará en la que sería su quinta Copa del Mundo.
Fuente: Televisa Deportes